Los adolescentes digitales, ¡qué difícil hacerles leer!
Y para los más "viejos", esos que no sacan tiempo para leer pero sí mucho para jugar a la Play y al ordenador, instaura una dosis controlada que permita sacar momentos para la lectura, para los amigos o sencillamente para aburrirse. Aburrirse es una buena manera de que acaben haciendo deporte, charlando contigo en la cocina u hojeando esos libros tan atractivos que has comprado y has dejado sutil y distraídamente (es decir, con toda la intención, por si le "pica" la curiosidad) en la mesita de noche de su habitación.
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